En la segunda parte de nuestra entrevista a Rocío Mayol, nos contará de su presente como investigadora, su visión de los científicos y la ciencia en Chile y lo que se necesita para sobrevivir dentro de esta disciplina.
Por Sergio Vicencio y Javiera Castro
Ver primera parte...
Actualmente trabajas en el Laboratorio de Neurosistemas en la Universidad de Chile. ¿De qué se trata tu línea de investigación?
Hay varios problemas en el diagnóstico de esquizofrenia, porque es más bien clínico. En la actualidad no se utilizan marcadores biológicos. No es como cuando uno tiene diabetes, que te hacen un examen y te dan un diagnóstico certero. En la esquizofrenia es distinto. No tienes ese examen que vea tu perfil y te diga “tienes esquizofrenia”, sino que en base a una entrevista clínica podrías pasar por varios diagnósticos diferentes. Lo que a mí me gustaría hacer es encontrar marcadores biológicos que puedan complementar el diagnóstico clínico. Mi apuesta es que tiene que haber más integración de disciplinas y de conocimiento. Hay muchos avances en neurociencias y la psicología no debe negar la biología, sino que tomar lo que nos sirva a nosotros para poder enriquecer la disciplina. En trastornos mentales creo ayudaría un montón. Existen muchas preguntas en el tema de trastornos mentales, por lo que creo que es beneficioso poder integrar marcadores biológicos y clínicos, poder integrar una batería de evaluación.
¿Cómo son los científicos con los que trabajas? ¿Cómo son tus colegas?
En el Laboratorio de Neurosistemas hay gente de muchas áreas: hay ingenieros, biólogos, médicos, kinesiólogos y fonoaudiólogos. Es difícil encontrar un estereotipo de científico. Creo que está caricaturizado, como el científico loco que no tiene vida, encerrado solo en un sótano. Yo creo que hay mucha gente con características diferentes dedicada a la ciencia. Los científicos hacen fiestas, salen, conversan con el mundo. No estamos enajenados, somos gente normal.
Entonces, ¿qué tienen en común los que trabajan en el laboratorio?
Primero, son gente joven que se está haciendo preguntas, en este caso dentro de las neurociencias. Algunos quieren responder acerca de percepción y estabilidad, otros de drogas y alguna zona del cerebro relacionada como la ínsula, o de aprendizaje motor. Lo que compartimos es que cada uno tiene preguntas. Y siendo más romántico, creo que compartimos una pasión por esto. El trabajo no es fácil, estamos en el laboratorio 8 ó 10 horas, algunos de lunes a sábado. Hay que leer mucho, hay que aprender un montón de cosas que uno no sabe. Todo eso requiere de pasión, requiere de esfuerzo, de disciplina, de querer algo más. Todos tenemos pasión por comprender, por conocer. Cada uno tiene una pregunta que quiere desarrollar y se moviliza por eso. De hecho, las 10 horas en el laboratorio no pasan lenta y tediosamente. Si estás 10 horas es porque se pasaron las 10 horas. Muchas veces uno necesita ese tiempo para estar en el laboratorio, porque si no, no logras tus objetivos. Nadie te dice que tienes que estar 10 horas, 8 horas o 3 horas. Tú decides cuanto tiempo vas a estar, no tienes una sanción si no vas. Simplemente tú te atrasas y eso es un costo personal. Si no lo haces tu investigación no avanza, la tesis no avanza.
De tu investigación o de la vida que tienes ahora, ¿qué es lo que más te gusta?
Lo que más me gusta es que nunca paro de sorprenderme, no pierdo esa capacidad. Cada vez que leo me doy cuenta que hay cosas que no sé, cosas que puedo mejorar. Aprendo un poco todos los días y es increíble. Además, como convivo con más gente que es distinta a mí, siempre estoy aprendiendo mucho de los otros. Me siento como una cabra chica, como cuando me regalaron mi primer microscopio y fui a ver una hoja. Me siento así todos los días.
Como no todo es color de rosa, ¿qué es lo que menos te gusta?
No sé que es lo que menos me gusta, la verdad me siento muy feliz. Quizás lo menos agradable es que te topas con egos, con personas que son más egoístas o egocéntricas. Cuando entras al doctorado es un mundo pequeño en el que tienes harta aprobación de la gente, por el mito que los que están en un doctorado son gente muy inteligente. Hay una idealización. Existen personas que no aprovechan bien eso y se generan competencias y egos. Como si fueran superiores a otros por tener acceso al conocimiento. Pero no es así. Es como si yo volviera al colegio y le dijera a un cabro de cuarto medio “que vas a hacer tú, como vas a dar tu la PSU”. Eso no me gusta y creo que en el laboratorio no se vive. Pero eso hace que uno viva en una burbuja, porque cuando sales afuera te das cuenta que es común. No me gusta eso de que el conocimiento te da poder. Pero del trabajo en sí, no encuentro algo que no me guste.
Acabas de mencionar el mito de que los doctores son más inteligentes. ¿Crees que hay muchos mitos de la ciencia?
Claro que los hay. Por ejemplo, ese mito de que usamos el 10% del cerebro. ¡No, que desgaste! ¿Cómo vamos a usar solo un 10%? y el otro 90% ¿está ahí esperando ser descubierto? no puede ser. El cerebro es mucho más capaz que eso.
¿Por qué crees que se generan estos mitos?
Por desinformación. Esto se va escuchando de voz en voz, pero es mala interpretación de las investigaciones, la falta de comprensión de la literatura, y la no lectura también. Creo que de la gente que habla del uso del 10% del cerebro, pocos han ido a ver si esa información es real. Hay desinformación y cuesta volver a la información
Hablando de esto mismo, ¿cómo te ve la gente cuando dices que eres científico?
Súper top. De hecho, cuando digo que saque 393 puntos en matemáticas no lo pueden creer. Si yo te cuento toda mi historia, pero te digo que llegué hasta el pregrado, soy una persona común y corriente. Pero basta con que yo diga que estoy en el doctorado y me vuelvo otra persona, como si tuviera más capacidades. El título te da superpoderes en la opinión de la gente.
¿Qué es lo que más destacas de lo que has obtenido del magíster y el doctorado?
Que me cambió la forma de pensar. Mi pensamiento antes era más desorganizado, no tenía muy claro para donde iba. En el magíster aprendí a ordenar, a organizar mi pensamiento, a plantearme preguntas. Pero eso es aún algo que tengo que mejorar. Sobretodo, me hizo tener un pensamiento crítico y tener una opinión. No solamente ser buena en un área, sino que estar actualizada del entorno socio-político. Es importante tener una opinión.
¿Cómo ves la investigación científica en Chile, en el presente y en el futuro?
Chile tiene muy buenos científicos y muy buena formación, a nivel mundial. Lo creo firmemente. Yo tuve la oportunidad de hacer una pasantía en Francia. Tenía temor, porque pensaba que los franceses estaban en el sitio más alto de la ciencia y nosotros, Chile, cayéndose del mapa. Pero no, me di cuenta que tenemos un muy buen nivel. Allá hablábamos los mismos temas que se hablan acá. Lo que nos falta son más recursos para tecnología. También hay poca difusión de la ciencia, por lo que no se entiende qué es lo que se hace ni para qué se hace. No hay una valoración del quehacer científico. En el futuro tiene que cambiar un paradigma cultural y político, y eso me parece que va a ser lento. Por ejemplo, no tenemos Ministerio de Ciencia y Tecnología, mientras que Brasil y Argentina ya lo tienen. El recurso humano es bueno, pero falta poder administrarlo, porque no basta con llenar de becas, como hicieron con Becas Chile. La pregunta es cuando esa gente regrese, ¿dónde se van a insertar?, ¿qué van a hacer? Hay gente que va al extranjero, se hace muy bueno en una técnica, vuelve a Chile y aquí esa técnica no está. Ese espacio tiene que ser dirigido por las universidades y por el gobierno. No es sólo dar plata, la formación tiene que ocurrir de inicio a fin.
Para nosotros los científicos, la gran mayoría de los recursos son estatales. La gente nos paga para hacer lo que hacemos. ¿En qué crees que le aporta la ciencia a la gente?
Creo que hay varias maneras en que la ciencia aporta a la gente. Una de las maneras es insertando lo que uno hace en la sociedad, por ejemplo, haciendo difusión. Mediante la difusión, el conocimiento que genera la ciencia puede llegar a los libros de colegio y a las salas de clases. La ciencia genera mucho conocimiento teórico que puede ser aplicado después. Si un profesor sabe cómo funciona la atención, sabrá que hay un período crítico de atención, sabrá como armar su clase en base a ese tiempo y no la extenderá más de lo debido. Gracias a esto se pueden generar estrategias de aprendizaje. También el desarrollo industrial es un gran aporte. Hay mucho conocimiento en farmacología, conocimiento en drogas, y eso ayuda a que las personas sepan de los pros, los contras y la utilización que puede haber de ellas. Cuando alguien mejora algún procedimiento, ya sea farmacéutico o de diagnóstico, por ejemplo el encontrar un marcador biológico para esquizofrenia, eso va a ayudar a un montón de familias a comprender la enfermedad y a tener un diagnóstico más temprano o más certero. También existen impactos indirectos, cuando países que son potencia empiezan a reclutar gente capacitada de acá y a invertir en Chile. Eso también beneficia a las personas desde el punto de vista económico, en el desarrollo del país. Otra cosa que creo que es un aporte es la manera de pensar de un científico. Creo que es importante estarse preguntando cosas y estar haciendo críticas. Es importante tener un pensamiento crítico para que haya distintos movimientos sociales en la educación, en la salud, en el trabajo, etc. Que no lleguen y te metan el dedo en la boca, que se sepa que no se puede llegar e implementar cualquier cosa porque la gente está informada, porque sabe y no lo va a aceptar.
Cambiemos un poco el tema. Imagino que no te dedicas solamente a la ciencia. ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Me gusta la música y le estoy dedicando harto tiempo a eso. Yo toco violín, hasta participé en una orquesta y he dado conciertos. Me encanta pasar tiempo con mi familia y amigos. Por muy ocupada que esté, un día a la semana tengo que compartir con mi familia, por ejemplo un almuerzo. O mi sobrino, si él tiene un baile yo voy al baile, a menos que esté lejos. Soy muy sociable, me encanta la vida con amigos. Me gusta salir a bailar. También salgo a patinar en el Parque O’Higgins, así que si ven alguien que se está cayendo en el Parque O’Higgins un sábado en la mañana, esa soy yo. Me gusta leer harto, especialmente novelas. Me gusta harto Vargas Llosa y ahora estoy leyendo a Saramago. No sé mucho de literatura pero me gusta leer. Trato de hacer deporte, estoy haciendo escalada ahora. También salgo a trotar, pero me cuesta ser más constante en hacer deporte.
Aparte de lo que haces, si pudieras haber elegido otra profesión, ¿qué te habría gustado ser?
Estoy bien donde estoy
¿Qué profesión nunca ejercerías?
Nada que ejerza violencia, o portar armas. Nada que sea para prepararme para la guerra, no es algo que me gustaría hacer.
Para finalizar, si fueras profesora y se te acerca un alumno que quiere seguir el camino de la ciencia, ¿que consejos le darías?
Ser perseverante, muy perseverante. Esta área es muy bonita y nunca dejas de sorprenderte. Así que si llega el momento en que dejas de hacerlo, hay que preocuparse porque significa que las preguntas desaparecieron, la pasión se fue para otro lado. La ciencia es un trabajo de día a día. Hay días buenos donde uno logra un montón de cosas y hay días malos donde no se avanza nada. También le diría que lea mucho. Aparte de eso, que busque un buen mentor, un buen guía, porque al principio estás metido en un océano, no ves para ninguna parte. Necesitas una persona que te vaya acompañando y que te motive a seguir adelante. Yo pienso que no habría seguido por este camino si mi profesora no me hubiera alentado, si otro profesor no me dice “sé mi ayudante”, si Pablo no me dice “ven, trabaja conmigo”, si Pedro no me dice “postula al magíster”. Y no habría postulado al doctorado si Pedro no me hubiera dicho “tienes que presentarte de nuevo”. Porque esta fue mi tercera postulación a un doctorado. Así que mis consejos serían ser perseverante, no perder la capacidad de sorprenderse y buscar a un buen mentor.
Por Sergio Vicencio y Javiera Castro
Ver primera parte...
Actualmente trabajas en el Laboratorio de Neurosistemas en la Universidad de Chile. ¿De qué se trata tu línea de investigación?
Hay varios problemas en el diagnóstico de esquizofrenia, porque es más bien clínico. En la actualidad no se utilizan marcadores biológicos. No es como cuando uno tiene diabetes, que te hacen un examen y te dan un diagnóstico certero. En la esquizofrenia es distinto. No tienes ese examen que vea tu perfil y te diga “tienes esquizofrenia”, sino que en base a una entrevista clínica podrías pasar por varios diagnósticos diferentes. Lo que a mí me gustaría hacer es encontrar marcadores biológicos que puedan complementar el diagnóstico clínico. Mi apuesta es que tiene que haber más integración de disciplinas y de conocimiento. Hay muchos avances en neurociencias y la psicología no debe negar la biología, sino que tomar lo que nos sirva a nosotros para poder enriquecer la disciplina. En trastornos mentales creo ayudaría un montón. Existen muchas preguntas en el tema de trastornos mentales, por lo que creo que es beneficioso poder integrar marcadores biológicos y clínicos, poder integrar una batería de evaluación.
¿Cómo son los científicos con los que trabajas? ¿Cómo son tus colegas?
En el Laboratorio de Neurosistemas hay gente de muchas áreas: hay ingenieros, biólogos, médicos, kinesiólogos y fonoaudiólogos. Es difícil encontrar un estereotipo de científico. Creo que está caricaturizado, como el científico loco que no tiene vida, encerrado solo en un sótano. Yo creo que hay mucha gente con características diferentes dedicada a la ciencia. Los científicos hacen fiestas, salen, conversan con el mundo. No estamos enajenados, somos gente normal.
Entonces, ¿qué tienen en común los que trabajan en el laboratorio?
Primero, son gente joven que se está haciendo preguntas, en este caso dentro de las neurociencias. Algunos quieren responder acerca de percepción y estabilidad, otros de drogas y alguna zona del cerebro relacionada como la ínsula, o de aprendizaje motor. Lo que compartimos es que cada uno tiene preguntas. Y siendo más romántico, creo que compartimos una pasión por esto. El trabajo no es fácil, estamos en el laboratorio 8 ó 10 horas, algunos de lunes a sábado. Hay que leer mucho, hay que aprender un montón de cosas que uno no sabe. Todo eso requiere de pasión, requiere de esfuerzo, de disciplina, de querer algo más. Todos tenemos pasión por comprender, por conocer. Cada uno tiene una pregunta que quiere desarrollar y se moviliza por eso. De hecho, las 10 horas en el laboratorio no pasan lenta y tediosamente. Si estás 10 horas es porque se pasaron las 10 horas. Muchas veces uno necesita ese tiempo para estar en el laboratorio, porque si no, no logras tus objetivos. Nadie te dice que tienes que estar 10 horas, 8 horas o 3 horas. Tú decides cuanto tiempo vas a estar, no tienes una sanción si no vas. Simplemente tú te atrasas y eso es un costo personal. Si no lo haces tu investigación no avanza, la tesis no avanza.
De tu investigación o de la vida que tienes ahora, ¿qué es lo que más te gusta?
Lo que más me gusta es que nunca paro de sorprenderme, no pierdo esa capacidad. Cada vez que leo me doy cuenta que hay cosas que no sé, cosas que puedo mejorar. Aprendo un poco todos los días y es increíble. Además, como convivo con más gente que es distinta a mí, siempre estoy aprendiendo mucho de los otros. Me siento como una cabra chica, como cuando me regalaron mi primer microscopio y fui a ver una hoja. Me siento así todos los días.
Como no todo es color de rosa, ¿qué es lo que menos te gusta?
No sé que es lo que menos me gusta, la verdad me siento muy feliz. Quizás lo menos agradable es que te topas con egos, con personas que son más egoístas o egocéntricas. Cuando entras al doctorado es un mundo pequeño en el que tienes harta aprobación de la gente, por el mito que los que están en un doctorado son gente muy inteligente. Hay una idealización. Existen personas que no aprovechan bien eso y se generan competencias y egos. Como si fueran superiores a otros por tener acceso al conocimiento. Pero no es así. Es como si yo volviera al colegio y le dijera a un cabro de cuarto medio “que vas a hacer tú, como vas a dar tu la PSU”. Eso no me gusta y creo que en el laboratorio no se vive. Pero eso hace que uno viva en una burbuja, porque cuando sales afuera te das cuenta que es común. No me gusta eso de que el conocimiento te da poder. Pero del trabajo en sí, no encuentro algo que no me guste.
Acabas de mencionar el mito de que los doctores son más inteligentes. ¿Crees que hay muchos mitos de la ciencia?
Claro que los hay. Por ejemplo, ese mito de que usamos el 10% del cerebro. ¡No, que desgaste! ¿Cómo vamos a usar solo un 10%? y el otro 90% ¿está ahí esperando ser descubierto? no puede ser. El cerebro es mucho más capaz que eso.
¿Por qué crees que se generan estos mitos?
Por desinformación. Esto se va escuchando de voz en voz, pero es mala interpretación de las investigaciones, la falta de comprensión de la literatura, y la no lectura también. Creo que de la gente que habla del uso del 10% del cerebro, pocos han ido a ver si esa información es real. Hay desinformación y cuesta volver a la información
Hablando de esto mismo, ¿cómo te ve la gente cuando dices que eres científico?
Súper top. De hecho, cuando digo que saque 393 puntos en matemáticas no lo pueden creer. Si yo te cuento toda mi historia, pero te digo que llegué hasta el pregrado, soy una persona común y corriente. Pero basta con que yo diga que estoy en el doctorado y me vuelvo otra persona, como si tuviera más capacidades. El título te da superpoderes en la opinión de la gente.
¿Qué es lo que más destacas de lo que has obtenido del magíster y el doctorado?
Que me cambió la forma de pensar. Mi pensamiento antes era más desorganizado, no tenía muy claro para donde iba. En el magíster aprendí a ordenar, a organizar mi pensamiento, a plantearme preguntas. Pero eso es aún algo que tengo que mejorar. Sobretodo, me hizo tener un pensamiento crítico y tener una opinión. No solamente ser buena en un área, sino que estar actualizada del entorno socio-político. Es importante tener una opinión.
¿Cómo ves la investigación científica en Chile, en el presente y en el futuro?
Chile tiene muy buenos científicos y muy buena formación, a nivel mundial. Lo creo firmemente. Yo tuve la oportunidad de hacer una pasantía en Francia. Tenía temor, porque pensaba que los franceses estaban en el sitio más alto de la ciencia y nosotros, Chile, cayéndose del mapa. Pero no, me di cuenta que tenemos un muy buen nivel. Allá hablábamos los mismos temas que se hablan acá. Lo que nos falta son más recursos para tecnología. También hay poca difusión de la ciencia, por lo que no se entiende qué es lo que se hace ni para qué se hace. No hay una valoración del quehacer científico. En el futuro tiene que cambiar un paradigma cultural y político, y eso me parece que va a ser lento. Por ejemplo, no tenemos Ministerio de Ciencia y Tecnología, mientras que Brasil y Argentina ya lo tienen. El recurso humano es bueno, pero falta poder administrarlo, porque no basta con llenar de becas, como hicieron con Becas Chile. La pregunta es cuando esa gente regrese, ¿dónde se van a insertar?, ¿qué van a hacer? Hay gente que va al extranjero, se hace muy bueno en una técnica, vuelve a Chile y aquí esa técnica no está. Ese espacio tiene que ser dirigido por las universidades y por el gobierno. No es sólo dar plata, la formación tiene que ocurrir de inicio a fin.
Para nosotros los científicos, la gran mayoría de los recursos son estatales. La gente nos paga para hacer lo que hacemos. ¿En qué crees que le aporta la ciencia a la gente?
Creo que hay varias maneras en que la ciencia aporta a la gente. Una de las maneras es insertando lo que uno hace en la sociedad, por ejemplo, haciendo difusión. Mediante la difusión, el conocimiento que genera la ciencia puede llegar a los libros de colegio y a las salas de clases. La ciencia genera mucho conocimiento teórico que puede ser aplicado después. Si un profesor sabe cómo funciona la atención, sabrá que hay un período crítico de atención, sabrá como armar su clase en base a ese tiempo y no la extenderá más de lo debido. Gracias a esto se pueden generar estrategias de aprendizaje. También el desarrollo industrial es un gran aporte. Hay mucho conocimiento en farmacología, conocimiento en drogas, y eso ayuda a que las personas sepan de los pros, los contras y la utilización que puede haber de ellas. Cuando alguien mejora algún procedimiento, ya sea farmacéutico o de diagnóstico, por ejemplo el encontrar un marcador biológico para esquizofrenia, eso va a ayudar a un montón de familias a comprender la enfermedad y a tener un diagnóstico más temprano o más certero. También existen impactos indirectos, cuando países que son potencia empiezan a reclutar gente capacitada de acá y a invertir en Chile. Eso también beneficia a las personas desde el punto de vista económico, en el desarrollo del país. Otra cosa que creo que es un aporte es la manera de pensar de un científico. Creo que es importante estarse preguntando cosas y estar haciendo críticas. Es importante tener un pensamiento crítico para que haya distintos movimientos sociales en la educación, en la salud, en el trabajo, etc. Que no lleguen y te metan el dedo en la boca, que se sepa que no se puede llegar e implementar cualquier cosa porque la gente está informada, porque sabe y no lo va a aceptar.
Cambiemos un poco el tema. Imagino que no te dedicas solamente a la ciencia. ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Me gusta la música y le estoy dedicando harto tiempo a eso. Yo toco violín, hasta participé en una orquesta y he dado conciertos. Me encanta pasar tiempo con mi familia y amigos. Por muy ocupada que esté, un día a la semana tengo que compartir con mi familia, por ejemplo un almuerzo. O mi sobrino, si él tiene un baile yo voy al baile, a menos que esté lejos. Soy muy sociable, me encanta la vida con amigos. Me gusta salir a bailar. También salgo a patinar en el Parque O’Higgins, así que si ven alguien que se está cayendo en el Parque O’Higgins un sábado en la mañana, esa soy yo. Me gusta leer harto, especialmente novelas. Me gusta harto Vargas Llosa y ahora estoy leyendo a Saramago. No sé mucho de literatura pero me gusta leer. Trato de hacer deporte, estoy haciendo escalada ahora. También salgo a trotar, pero me cuesta ser más constante en hacer deporte.
Aparte de lo que haces, si pudieras haber elegido otra profesión, ¿qué te habría gustado ser?
Estoy bien donde estoy
¿Qué profesión nunca ejercerías?
Nada que ejerza violencia, o portar armas. Nada que sea para prepararme para la guerra, no es algo que me gustaría hacer.
Para finalizar, si fueras profesora y se te acerca un alumno que quiere seguir el camino de la ciencia, ¿que consejos le darías?
Ser perseverante, muy perseverante. Esta área es muy bonita y nunca dejas de sorprenderte. Así que si llega el momento en que dejas de hacerlo, hay que preocuparse porque significa que las preguntas desaparecieron, la pasión se fue para otro lado. La ciencia es un trabajo de día a día. Hay días buenos donde uno logra un montón de cosas y hay días malos donde no se avanza nada. También le diría que lea mucho. Aparte de eso, que busque un buen mentor, un buen guía, porque al principio estás metido en un océano, no ves para ninguna parte. Necesitas una persona que te vaya acompañando y que te motive a seguir adelante. Yo pienso que no habría seguido por este camino si mi profesora no me hubiera alentado, si otro profesor no me dice “sé mi ayudante”, si Pablo no me dice “ven, trabaja conmigo”, si Pedro no me dice “postula al magíster”. Y no habría postulado al doctorado si Pedro no me hubiera dicho “tienes que presentarte de nuevo”. Porque esta fue mi tercera postulación a un doctorado. Así que mis consejos serían ser perseverante, no perder la capacidad de sorprenderse y buscar a un buen mentor.
Notables y motivadoras vivencias.
ResponderEliminarInteresantes puntos de vistas,
ResponderEliminarMuy claro y motivante! Felicidades Rocio Mayol de parte de Jorge Berendsen ;)