lunes, 6 de agosto de 2012

Hablemos de VIH y SIDA, ¿Cual es la diferencia? Parte I

Se estima que más de 34 millones de personas viven con el VIH/SIDA en el mundo. La gran mayoría de ellas se encuentran en países de bajos recursos. Se calcula que en 2010, 2,7 millones de personas contrajeron la infección. En 2011 ocurrieron alrededor de 1,7 millones de muertes a causa del SIDA a pesar de las mejoras en el acceso al tratamiento antirretroviral. Desde el comienzo de la epidemia, más de 60 millones de personas se han infectado con VIH y alrededor de 30 millones han muerto a causa de la enfermedad.

¿En qué consiste esta epidemia?


El VIH es un virus (Virus de Inmunodeficiencia Humana). Los virus tales como el VIH no pueden crecer o reproducirse de manera independiente, deben infectar las células de un organismo vivo para duplicarse (es decir, hacer copias nuevas de sí mismos). El sistema inmunológico humano a menudo encuentra y mata a los virus con relativa rapidez. Sin embargo, el VIH ataca al sistema inmunológico, el encargado de deshacerse de los virus.

Figura 1. Ciclo del virus VIH
Hay dos principales subtipos del virus, VIH-1 y VIH-2, siendo este último el más difícil de transmitir y de acción más lenta. Ambos se originan a partir del virus de inmunodeficiencia de simios (SIV) que viven en África. La fuente del VIH-1 fue un chimpancé en África Central y el VIH-2 proviene de África Occidental. Cómo y cuándo el virus cruzó la barrera de las especies sigue siendo un tema de hipótesis. La explicación actual consiste en que la epidemia tuvo su origen en un chimpancé que tenía el virus y la sangre de este tuvo contacto con las personas, posiblemente durante la cacería de monos en los años 1930.

El VIH ataca a un tipo de células sanguíneas o glóbulos blancos, en particular, a un tipo de células que pertenece al sistema inmunitario, llamadas linfocitos T CD4+, que tienen una gran cantidad de receptores CD4 en su superficie, aunque también pueden infectar otras células inmunitarias que tienen dichos receptores, como los monocitos/macrófagos o las células dendríticas.

El primer paso de la infección es el reconocimiento de la célula por el virus, su unión y su fusión (ver figura 1, punto 1, Fusión), liberando su material genético y enzimas (proteínas) al interior de la célula. El material genético de todas las formas de vida, incluyendo la mayoría de los virus, es ácido desoxirribonucleico (ADN), el cual contiene las instrucciones genéticas que especifican el desarrollo biológico celular. Sin embargo, algunos virus, como el VIH, contienen una variante como material genético, denominado ácido ribonucleico (ARN) y en este caso se clasifican como retrovirus.

Cuando el VIH infecta a las células para reproducirse, libera su material genético (ARN) dentro de la célula huésped y convierte su ARN a ADN usando una enzima viral llamada Transcriptasa Reversa (ver figura 1, punto 2, Transcripción Inversa). El nuevo ADN viral entra al núcleo de la célula infectada y pasa a formar parte del ADN de la célula huésped utilizando otra enzima viral llamada Integrasa (ver figura 1, punto 3, Integración). El ADN del VIH integrado se llama provirus. El provirus puede permanecer inactivo por varios años sin producir o produciendo muy pocas nuevas copias del VIH.

Cuando la célula infectada recibe una señal para ser activa (podría ser alguna infección o deterioramiento del sistema inmune), el provirus utiliza enzimas del huésped para crear nuevas copias del material genético del VIH y otros segmentos más cortos conocidos como ARN mensajeros (ARNm). Este ARNm se utiliza como modelo para la formación de nuevas proteínas del VIH (ver figura 1, punto 4, Transcripción).

Las nuevas proteínas sintetizadas se unen a nuevas copias del material genético, ARN, ensamblándose nuevas partículas del virus (ver figura 1, punto 5, Ensamblaje). Finalmente, el nuevo virus ensamblado es liberado, destruyendo a la célula huésped y tomando parte de su envoltura exterior que le servirá como recubrimiento y adicionándole proteínas y azúcares, conocidas como glicoproteínas del VIH. Estas glicoproteínas del VIH son necesarias para que el virus reconozca e infecte a otras células CD4+ (ver figura 1, punto 6, Gemación).

Durante el cambio desde ARN viral a ADN (Ver figura 1, punto 2, Transcripción Inversa) y luego de ADN a ARN (Figura 1, punto 4, Transcripción), el proceso no es de alta calidad produciéndose errores y el virus muta. Esto se debe a que la enzima viral, Transcriptasa reversa, carece de corrección, lo cual es significativamente importante, porque el virus mutado comienza a ser resistente a las drogas usadas para el tratamiento, aumentando la dificultad de combatir el VIH.

Por otro lado, el SIDA es una afección médica (Síndrome de InmunoDeficiencia Adquirida). A una persona se le diagnostica SIDA cuando su sistema inmunológico es demasiado débil para combatir las infecciones. El SIDA es provocado por el virus del VIH

Figura 2. Curso temporal de la infección por VIH.

Como el virus del VIH daña en forma progresiva al sistema inmunológico, el cuerpo se vuelve más vulnerable a todo tipo de infecciones, las cuales son más difíciles de combatir. Se dice que una persona tiene SIDA cuando la infección por VIH está en un nivel muy avanzado. Pueden pasar años antes de que el VIH haya producido suficiente daño en el sistema inmunológico y que el SIDA se desarrolle.

En general, se tarda un período promedio de 10 años para que alguien infectado con el virus del VIH desarrolle SIDA (Ver figura 2). No obstante, este promedio se basa en que la persona infectada se alimente en forma adecuada, es decir, alguien que presenta problemas de desnutrición puede desarrollar SIDA con mayor rapidez. El SIDA se manifiesta cuando los niveles de linfocitos T CD4 descienden por debajo de 200 células por mililitro de sangre (Ver figura 2, línea azul), aumentando la replicación del virus (Ver figura 2, línea roja), lo que conlleva a la aparición de las enfermedades oportunistas.

El tratamiento antirretroviral puede prolongar el tiempo transcurrido entre la infección por VIH y la manifestación del SIDA. Las politerapias o terapias combinadas modernas consisten en la combinación de tres o más medicamentos evitando: la fusión del virus a la célula; la transcripción inversa del material genético del virus, es decir la conversión de ARN a ADN; y la etapa de integración y replicación del virus (Figura 1). En conjunto, la terapia combinada reduce que el virus del VIH se multiplique en el organismo y las células del sistema inmunitario pueden vivir más tiempo y proteger al organismo de las infecciones. Estas terapias son altamente eficaces y una persona infectada con VIH que está recibiendo tratamiento podría vivir toda la vida sin desarrollar SIDA.

El VIH se aloja en la sangre y fluidos sexuales de una persona infectada y en la leche materna de una madre infectada. La transmisión del VIH se produce cuando una cantidad suficiente de estos fluidos ingresa en el torrente sanguíneo de otra persona.

Hay varias formas en las cuales una persona puede infectarse con VIH: mediante relaciones sexuales (vaginales o anales) o contacto bucogenital con una persona infectada sin protección, tener contacto con la sangre de una persona infectada o transfusiones de sangre contaminada, el intercambio de agujas, jeringas u otros objetos punzocortantes contaminados (esto se aplica principalmente en el caso de consumidores de drogas), a través de la transmisión de la madre al hijo durante el embarazo, el parto o el amamantamiento.

Actualmente no hay una vacuna para el VIH. Sin embargo, hay otras maneras para que la gente pueda protegerse de esta infección, lo que constituye la base de la prevención del VIH alrededor del mundo.

Cómo evitar la infección por VIH: practicando “sexo seguro”, es decir, teniendo relaciones sexuales con una sola pareja que no esté infectada, usando una barrera que impida ese intercambio, como el condón masculino de látex o el femenino de poliuretano, o practicando la abstinencia de las relaciones sexuales. Para evitar el contagio del VIH por vía sanguínea en las transfusiones sanguíneas, se debe primero analizar la sangre y comprobar que esté libre de virus. Como el virus también puede transmitirse por compartir jeringas y agujas que hayan estado en contacto con la sangre de una persona infectada, se recomienda utilizar siempre jeringas y agujas desechables. Se puede reducir la transmisión del VIH desde una madre embarazada a su hijo utilizando medicamentos antirretrovirales, lo que reduce las posibilidades de que el niño se infecte de un 25% a un porcentaje menor al 2%. Una vez que el niño ha nacido, las prácticas de alimentación segura también pueden reducir el riesgo de la transmisión de la infección.

No está comprobado que el VIH se pueda transmitir por el contacto casual o cotidiano como los abrazos, las caricias, los besos, o por compartir artículos personales. Tampoco se transmite a través de los animales, ni por las picaduras de insectos. Tampoco puede infectarse en las piscinas, duchas o por compartir instalaciones para lavarse o asientos del sanitario.

En la segunda parte trataremos los desafíos que tiene la ciencia para abordar esta epidemia.


Loreto Carvallo
Dra. en Ciencias Biológicas
Postdoctorado en el Albert Einstein College of Medicine, New York


Referencias:
HIV/AIDS: A Very short Introduction. Alan Whiteside. Oxford University Press 2008.
http://www.avert.org/
http://www.aidsinfo.nih.gov/
http://www.basesmedicina.cl/inmunologia/907_vih_sida/contenidos.htm

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