sábado, 20 de octubre de 2012

Un mes en Marte


“Tenían en el planeta Marte, a orillas de un mar seco, una casa de columnas de cristal, y todas las mañanas se podía ver a la señora K mientras comía la fruta dorada que brotaba de las paredes de cristal, o mientras limpiaba la casa con puñados de un polvo magnético que recogía la suciedad y en seguida se dispersaba en el viento cálido. A la tarde, cuando el mar fósil yacía inmóvil y tibio, y las viñas se erguían tiesamente en los patios, y en el distante y recogido pueblo marciano nadie salía a la calle, se podía ver al señor K en su cuarto mientras leía un libro de metal con jeroglíficos en relieve... El señor K y la señora K vivían desde hacía ya veinte años a orillas del mar muerto, en la misma casa en que habían vivido sus antepasados, y que giraba y seguía el curso del sol, como una flor, desde hacía diez siglos”.

¿Existirá alguien que no se haya imaginado la vida en Marte después de leer a Ray Bradbury?, ¿alguien que no haya pensado que esa civilización esperaba nuestra llegada al planeta rojo?, ¿alguien que no se haya entristecido con su extinción? Cuando niña, muchas veces miré hacia el cielo en busca de nuestro planeta vecino y cuando lograba divisarlo –el que era rojo y no titilaba como las estrellas, según decía mi papá –me preguntaba cómo sería, si sus canales llevaron agua alguna vez, si vivía allí el Dios de la Guerra, y las Crónicas Marcianas sólo lograron avivar más mi imaginación.

Desde agosto pasado, el robot Curiosity (que según yo es como un hermano mayor de WALL-E), está viviendo la fantasía de muchos. Curiosity recorre Marte, toma muestras, saca fotografías y las envía a la Tierra para que todos podamos verlas. Gracias a él y a todo el equipo de humanos de la NASA que participan en el proyecto, se esperan descubrimientos espectaculares que llevarán a un mayor conocimiento del planeta rojo y por qué no decirlo, de la misma Tierra, del Sistema Solar y del Universo. Pero, ¿se han imaginado alguna vez en el lugar de Curiosity? ¿Cómo será pasar un día en Marte?

Bueno, en la Tierra existe una familia que puede tener una aproximación, aunque sea temporal, a lo que es vivir en Marte. El señor David Oh (hasta su nombre se parece al señor K) es un ingeniero de la NASA que, debido a su trabajo con el Curiosity, debe vivir en horas marcianas. Esto quiere decir que su día no dura 24 horas, sino 24 horas y 39 minutos, que es el tiempo que tarda Marte en girar sobre su eje. Pero él no está solo en esto. Además del resto del equipo de la NASA que trabaja en el proyecto, el Señor Oh invitó a su esposa Bryn y sus tres hijos a vivir la aventura de un mes en Marte.

Lo primero que pensé después de saber esta noticia, fue “¡Uh, yo quiero!”. Después de eso, comencé a preguntarme: ¿cómo lo hacen?, ¿les afectará en algo su calidad de vida?, ¡qué pasa con sus ritmos internos! Buscando y buscando más información al respecto fue como llegué al blog de la familia del señor Oh (¡me encanta su nombre!), donde cuentan sus aventuras viviendo en tiempo marciano. ¿De qué manera lo consiguen? La verdad no es muy complicado: sólo se van a dormir cuando en el lugar donde está Curiosity es de noche y se levantan cuando amanece. Hasta ahí, todo normal. Pero como el día marciano dura casi 40 minutos más que el terrestre, todos los días desayunan, almuerzan, cenan y se acuestan 40 minutos después que el día anterior. Como imaginarán, después de unos pocos días, los niños terminaron andando en bicicleta en el parque a las 3 de la madrugada o yéndose a la cama a las 5 de la tarde. La verdad suena bastante divertido, pero dado lo que conocemos del sistema circadiano y de los relojes en nuestro cuerpo, cabe preguntarse si un humano puede seguir este patrón horario y, si no pudiese, qué le pasaría a los Oh. Quizás se enfermarían, o derretirían ¡o su piel se volvería verde!...veamos.

Extraído del artículo de Barger y cols, Sleep, 2012

Para responder esta inquietud y prevenir consecuencias peligrosas, los científicos realizaron con anticipación algunas mediciones y confeccionaron la figura que vemos arriba a la derecha. Esta figura se conoce con el nombre de actograma y representa a una persona cuando está despierta o durmiendo. Imaginemos por un momento que esta persona es el señor Oh. En la parte inferior del actograma, verán que están las horas terrestres, de la hora 1 a la 24, y que se repiten tres veces representando tres días seguidos. Cuando se ve la línea negra, significa que el señor Oh está durmiendo, mientras que la línea gris significa que está trabajando y por lo tanto, despierto. Si se fijan en las horas de dormir (las negras), se darán cuenta claramente que se van corriendo hacia la derecha, ¿verdad?, ya que el señor Oh se va a dormir 40 minutos más tarde todos los días. Y como la hora de dormir se va corriendo con el pasar de los días, representados de arriba abajo en el actograma, se forma esta figura de franjas oblicuas. Ahora, eso ya lo sabíamos. Pero ¿es el sistema circadiano capaz de seguir este horario? Para responder esto, los científicos midieron un compuesto en la orina llamado 6-sulfatoximelatonina o aMT6, el cual es un desecho del metabolismo de la hormona melatonina. Esta hormona es secretada desde la glándula pineal de manera circadiana, alcanzando sus niveles más altos durante la noche. Midiendo los niveles de este metabolito, se dieron cuenta que estos continuaban teniendo un patrón circadiano bajo el tiempo marciano, es decir, sus niveles eran bajos cuando el señor Oh estaba trabajando y altos cuando estaba durmiendo (el punto rojo en la figura marca el nivel más alto de aMT6), al igual que en un día terrestre de 24 horas. Por lo tanto, el sistema circadiano de nuestra familia marciana sería capaz de funcionar perfectamente con días de 24 horas y 39 minutos, sin consecuencias como ponerse verdes (buuuu).

La familia Oh
Al finalizar la aventura marciana de la familia Oh, la cual sólo duró un mes para Bryn y sus hijos (debían volver a la escuela y al trabajo), les preguntaron qué tal se habían sentido. La respuesta de Bryn fue “¡es increíble lo fácil que fue!”. ¿Creen ustedes que es fácil vivir una vida en tiempo marciano? Yo creo que sí. Pero como no basta con creer, hay que probarlo. Y para eso la ciencia ya se adelantó. Al hacer días más cortos o más largos de manera artificial con animales como ratas o hámsteres, se ha visto que el sistema circadiano es capaz de adaptarse bastante bien. Sin embargo, esta adaptación tiene sus límites, ya que el sistema es incapaz de seguir días demasiado cortos (de menos de 18-20 horas) o demasiado largos (de más de 28-30 horas).

Entonces, hipotéticamente hablando, podríamos vivir en Marte sin mayores problemas, tal como imaginó Bradbury (si no consideramos que no hay oxígeno suficiente, que la radiación solar nos dañaría, que no hay agua o comida…en fin). Sin embargo, no sería tan fácil para nuestro cuerpo vivir en Júpiter, donde un día dura aproximadamente 10 horas terrestres, o en Mercurio, donde un día dura cerca de 15 días terrestres.

Así que sólo es cuestión de tiempo para decir “¡un pasaje para Marte, por favor!” 




Javiera Castro Faúndez
Dra(c) en Ciencias Biomédicas
Laboratorio de Sueño y Cronobiología
Universidad de Chile

2 comentarios:

  1. Que genial lo que escribió, me sentí como si soñara despierta mientras leia. Espero volver a leer mas sobre sus escritos. Seré una futura periodista científica y algo que puede ser complicado o inesperado lo convirtió en una reseña muy buena.

    Muchos saludos
    Carolina White T. Chile

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    1. Muchas gracias Carolina, me alegra mucho que te haya gustado. Exito en tu carrera de periodista científica, necesitamos muchos más en Chile para poder difundir y divulgar ciencia.
      Saludos!
      Javiera

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