“Ah”, me dijo mientras echaba
levemente la cabeza hacia atrás y me miraba con un rostro inexpresivo, aunque
con los ojos bien abiertos, como esperando que dijera alguna palabra que le
diera una pista acerca de lo que yo hacía.
No es la primera vez que me pasa. La cronobiología es un campo poco conocido, incluso
dentro de los mismos círculos científicos, pero aunque la palabra no nos diga
nada, su sujeto de estudio está por todas partes. Según su definición, la
cronobiología es el estudio de los
ritmos biológicos, como deja intuir su nombre: “crono” hace referencia al tiempo y biología es el estudio de los seres
vivos. Esto aún no dice mucho, pero si nos detenemos un poco a pensar, nos
daremos cuenta que no trata de nada desconocido.
Cuando alguien baila muy bien,
decimos que tiene buen ritmo. Cuando un percusionista se desincroniza del resto
de sus compañeros de banda, decimos que perdió el ritmo. Alguien que trabaja
corriendo de un lado para otro todos los días sin descanso tiene un ritmo de
vida acelerado y un niño que estudia todos los días un poco está aprendiendo a
su propio ritmo. ¿Qué tienen todas estas frases cotidianas en común? Creo que
estarán de acuerdo en que algo que las relaciona es el tiempo, pero no el
tiempo por sí solo, sino más bien la repetición de algo en el tiempo con una
cierta frecuencia u orden. Así, un bailarín con buen ritmo será capaz de
repetir una serie de movimientos con su cuerpo sin perderse y una persona
trabajadora que jubila pasará de hacer muchas cosas durante el día a hacer muy
pocas, cambiando su ritmo de vida a uno más calmado.
Los ritmos biológicos siguen el
mismo principio, pero hacen referencia a algo más específico, a lo que ocurre
dentro de los seres vivos: su genética, su metabolismo, su fisiología y su
conducta. De esta manera, todos los procesos biológicos que son rítmicos se
repiten de manera cíclica y con una periodicidad determinada.
Todos los seres vivos que
habitamos este planeta somos parte de un gran sistema de interacciones con el
ambiente, incluyendo otros seres, y hemos evolucionado junto con los cambios en
este sistema. Los fenómenos geofísicos también tienen ritmos, como la rotación
y la traslación de la tierra, que generan el día y la noche y las estaciones
del año. Los ritmos biológicos han evolucionado íntimamente relacionados con
los ritmos terrestres, siendo fundamental para su aparición y desarrollo que
los astros permanezcan en movimiento.
Quizás los ritmos biológicos más
conocidos y estudiados son los ritmos
circadianos (circa: alrededor de; dies: día), cuya
periodicidad es de aproximadamente 24 horas, es decir, duran un ciclo día-noche
y se repiten todos los días. Entre estos ritmos, el más notorio es el de
actividad, que determina por ejemplo si un animal es diurno, cuando está activo
en el día y en reposo en la noche, o si es nocturno cuando concentra su
actividad durante las horas de oscuridad y descansa durante las horas de luz. Tan
importante es el día y la noche para los seres vivos, que la mayoría de los
organismos estudiados tiene ritmos circadianos, incluso si no pueden ver la
luz del sol. Y todo gracias a nuestro propio reloj.
También existen ritmos de
periodicidad menor, los que reciben el nombre de ultradianos (más de uno al día). Entre estos ritmos, existen
algunos que están menos asociados a los ritmos geofísicos, como el ritmo
cardíaco y el ritmo de respiración, los cuales se repiten a intervalos
regulares varias veces al día. Otros sí dependen de fenómenos físicos, como los
ritmos circamareales, que tienen un
período de un poco más de 12 horas, el tiempo que demora la marea en pasar de un
máximo al máximo siguiente, pasando por la marea baja. Para los animales que
viven en el intermareal, es decir la zona de tierra que está cubierta por el
mar durante la marea alta y descubierta durante la marea baja, estos ritmos son
fundamentales, ya que determinan cuando se activan y realizan todas las
funciones que requieren de actividad, como alimentarse o aparearse.
Por otro lado, los ritmos que tienen una periodicidad mayor a 24 horas se denominan infradianos (menos de uno al día), entre los que podemos mencionar los ritmos circalunares y los circaanuales. Al igual que los ritmos circadianos, estos están fuertemente influidos por los fenómenos geofísicos. Los ritmos circalunares, como su nombre lo dice, dependen del ciclo lunar que tiene un período de 28 días. Entre ellos, el ciclo menstrual de algunos primates, incluyendo a los humanos, es el ejemplo más relevante. Los ritmos circaanuales son los que tienen un período de alrededor de un año, y están en directa relación con las estaciones. Un ejemplo de ello es el ciclo de hibernación de un animal que vive en el Círculo Polar Ártico, que entra en un estado de menor actividad cuando comienza el invierno, pudiendo llegar incluso a permanecer prácticamente inmóvil y no consumir alimento durante meses, y al llegar la primavera vuelve a su actividad normal, y por supuesto con mucha hambre. Otro ejemplo son los ciclos reproductivos de ciertos animales y vegetales, que durante una época del año, principalmente a fines del invierno o principios de primavera, inician los procesos que llevarán a la procreación de descendientes. De esta manera, los aromos se cubren de sus fragantes flores en agosto, al final del invierno austral, y las aves nos deleitan con sus cantos de cortejo durante la primavera.
©1982 Moore-Ede, Sulzman y Fuller |
Actualmente sabemos que la expresión de ritmos circadianos es una propiedad intrínseca de muchos organismos y que por lo tanto, no se necesitan estímulos externos para producirlos como pensó en un principio Mairan al dejar la planta en la oscuridad. La idea de que existe un reloj en nuestro interior que marca el tiempo tardó 250 años en ser aceptada y desde entonces, la cronobiología ha aumentado enormemente su campo de estudio. Desde los latidos del corazón hasta las variaciones estacionales, desde la expresión de genes hasta la conducta, en organismos unicelulares como las cianobacterias y multicelulares como los hongos, las plantas y los animales, los ritmos están presentes y la cronobiología es la ciencia encargada de estudiarlos. Para saber cuando es el mejor momento para plantar una semilla o para hacer madre a nuestra gatita regalona, para determinar cual es la mejor hora del día para administrar un medicamento o como podemos manejar los síntomas asociados a trabajar durante la noche, o simplemente para conocer como funciona nuestro propio organismo, los cronobiólogos estamos trabajando a buen ritmo.
Javiera Castro Faúndez
Dra(c) en Ciencias Biomédicas
Dra(c) en Ciencias Biomédicas
Laboratorio de Sueño y Cronobiología
Universidad de Chile
Hola, ¿quería saber dónde queda el laboratorio de sueños y cronobiologia?
ResponderEliminargracias
Hola
EliminarEl laboratorio queda en la Universidad de Chile. Si quisieras contactarte con la autora o el laboratorio, envíanos un correo a chilehaceciencia@gmail.com y te pondremos en contacto
Saludos!