En nuestra primera entrevista a jóvenes investigadores, conversamos con Rocío Mayol Troncoso, psicóloga de profesión, a punto de terminar su Magíster en Neurociencias y cursando el Doctorado en Ciencias Biomédicas en la Universidad de Chile. En la primera parte de esta entrevista, Rocío nos hablará de sus orígenes y de cómo llegó a donde está ahora.
Por Sergio Vicencio y Javiera Castro
Rocío, ¿Por qué no nos cuentas un poco acerca de tus inicios académicos?.

Cuando chica vivía con mis primos en El Monte, donde mi abuelo tenía una parcela muy grande. Teníamos mucho espacio para hacer cosas, teníamos tierra y árboles. Ahí la imaginación volaba, no teníamos límites. Yo creo que eso fue central en mi vida. No estudié en el mejor colegio de Talagante, ni tampoco en una universidad tradicional. No fui puntaje nacional. Di dos veces la prueba y la primera vez me fue nefasto. Ponderé 445 puntos. La segunda vez que di la prueba tampoco me fue bien, saqué alrededor de 600 puntos. Nunca fui la mejor alumna. Es más, un profesor me dijo en cuarto medio que para qué iba a dar la prueba de aptitud, si yo no iba a hacer nada. Pero mi familia siempre me motivaba. Mi mamá siempre estaba ahí y me decía “bueno, tú tienes que dar la prueba, da lo mismo que no te vaya bien”. Por otro lado, mi papá me decía “tienes que ir a la universidad, no te vas a quedar aquí haciendo nada, tienes que hacer algo”. Así llegué a la universidad, a estudiar psicología. En segundo año tuve una profesora que hacía el ramo de Psicobiología. Su nombre es Michelle Dufaine. Ella fue realmente inspiradora. Era joven y siempre motivaba, siempre estaba tirándote para arriba. Uno le hacía preguntas y ella siempre pedía más. La admiré y todavía la admiro un montón, gracias a ella yo me empecé a interesar.